domingo, 15 de abril de 2007

Los otros


Por recomendación de una personita pensante y por el hecho de que esta vez tiene toda la razón, pasemos a analizar lo que según ella siempre dejamos en el tintero los que intentamos dedicarnos a esto del periodismo cinematográfico: los espectadores, es decir, los otros. Pues bien, primer elemento a tener en cuenta en una película: jamás, jamás pero jamás de los jamás permitir que dos adorables ancianas se sienten a tu lado, porque sino pasarás las casi tres horas de película oyendo no solamente a los personajes hablar, no, también a ellas explicar que era el hijo que ahora ha crecido, no esa es la amante que no la reconoces porque han pasado ya varios años, no que va, ese debe ser el que antes se comía el chocolate ...., vamos que te destripan la película a golpe de sonotone porque como no están muy bien de los oídos pues gritan para medio cine. Segundo punto interesante: levantar nada más empezar la película y recordar a todo hijo de vecino que desconecten los móviles porque por mucho que lo repita una voz cansina en la pantalla siempre existe el gracioso que no lo apaga y encima habla como si tal cosa en el cine: que luego te llamo que ahora no puedo hablar que estoy en el cine, que sí que ya te entiendo pero que no que ahora no puede, que no te tomes las pastillas que luego me cuentas, tú aguanta ..., bueno pues así hasta un mínuto que a tí se te hacen eternos.
Y así podríamos continuar con el de las palomitas y coca-cola que casualidad no se ha podido sentar con la partenir y se van pasando de la fila de delante a la de atrás el refrigerio como dos tortolitos en plena acción de enamoramiento. Y no sabes si pedirles tú también poder meter mano en el cartón o ponérselo de cucurucho. El caso es que antes de entrar en una película hay que mirar con quien se entra. Porque claro, no es lo mismo, lo reconozco, entrar a ver .... no sé por ejemplo Agárralo como puedas que El buen pastor, porque la primera da igual si prestas o no atención, total la sarta de insustancialidades son tantas que porque te pierdas tres, cinco o veinte no pasa nada, pero claro, cuando De Niro te arrastra a su mundo particular de espías, intrigas, misterio, amores, traiciones y escándalos cualquier detalle es importante. Así que por favor, los otros que se abstengan de entrar cuando me vean aparecer por una sala, porque de momento no tengo tanto dinero como para reservar para mí sola la sesón.
Por cierto, que no lo he dicho, vayan, vayan a ver El buen pastor.

jueves, 29 de marzo de 2007

300 tabletas


Sí, sí, no se engañan, no ando equivocada y sé muy bien de lo que hablo. Y aunque algunos piensen que el chocolate no crea adicción les recomiendo que vean 300, porque no sé si comenzarán a devorar chocolate blanco, negro, con leche, con almendras ..., o simplemente no podrán dejar de soñar son grandes biceps y cuerpos escultóricos bien formados. Así, que terminas pensado que el mundo está un poco mal, porque tú miras y miras por la calle y lo único que ves son pues ... cuerpos mini danonnes. Tampoco digo yo que las chicas se parezcan a las que salen en la tele, no, no, no se vayan a pensar. Pero bueno, por esto del gusto femenino una siempre se fija más en unos buenos brazos.
A parte de este escultural reparto de 300, más o menos, la película está bien, sobre todo en el tratamiento visual, que claro, luego te dicen que los torsos no son de verdad, que eso todo lo hace en photoshop y el cabreo es monumental, porque realmente lo que tú te crees de la película es que esos chicos existen, no sabes dónde, pero existen.
El cine lleno a pesar de las críticas que unos y otros estudiosos no han perdido oportunidad de demostrar. Es lo que tiene el poder de la convocatoria, o del boca a boca, o saber que pasarás dos horas con sofocos y no precisamente provocados por la menopausía.
Así que si aún le quedan dudas, no sé que más contarles para que vayan de una vez por todas a ver 300.

lunes, 5 de marzo de 2007

Te vigilan


A estas alturas imagino no andar muy desencaminada si afirmo que sería un tanto inútil hablar de la película que nos ocupa. Una de las pocas cosas buenas que tienen los Oscar es que la repercusión mediática de las películas nominadas o galardonadas van directamente al estrellato de las pantallas cinematográficas. Y aquellas películas que estarían relegadas al más que probable olvido, pasan por arte de magía a convertirse en auténticos fetiches de eruditos y gente llana. Solamente por esto, y confensando que los Oscar me dan tanto morbo como ver a Torrente en la pequeña pantalla, es de agradecer ciertos premios como los de la industria del cine norteamericano.
La vida de los otros se alzó este año con la estatuilla a la mejor película en habla no inglesa por encima de la más que notable El laberinto del fauno y la excelente Babel, esta vez acertaron. La asombrosa interpretación de Ulrich como el agente HGW es un demostración del excelente trabajo procedente de Alemania, que ya nos regaló hace poco con otra excelente película: Verano en Berlín , una película que pasó sin pena ni gloria por las pantallas por no venir debajo del brazo con ningún premio importante. Pues bien, si no es por este excelente trabajo actoral, id a verla por la espeluznante historia que narra, buceando en el lado más oscuro del socialismo de la extinguida RDA, un realidad que hiela la sangre solamente de pensar que fue cierto, y quien sabe, si no puede seguir siéndolo ahora. Pues por todo esto, o por ver por fin colas en el cine por una película que no sea puro producto comercial, merece la pena ir a ver La vida de los otros.

miércoles, 28 de febrero de 2007


Iba a dejar de escribir aquí por varias razones, la más importante imagino, es que ha terminado la razón de ser del nacimiento de esta blog (la evaluación del mismo ha concluido) y la segunda no por ello menos trascendental, es que no lo lee prácticamente nadie. Pero claro, siempre hay un ángel dispuesto a regalarte su tiempo y por ese ángel (no hace falta que diga su nombre, ella ya sabe quién es) seguiré con ello. También, por qué no decirlo, es una terapía genial para sentir que puedes tener un espacio para tí sola donde soltar y soltar lo que piensas, más o menos, sin tener que pagar un canon por ello.
No es exactamente indignación lo que siento, no es eso, simplemente tristeza al comprobar cómo la gente ni siente ni padece por el desastre de mundo en el que vivimos. Ayer fuí a ver Ciudad de Silencio, que no es que sea una gran película, tiene pequeños fallos de guión que no desgarran la película, pero influyen en que sea, por lo menos, una película medianamente decente. A pesar de estos pequeños fallos, que ni siquiera creo la mayoría de la gente se diera cuenta de ellos, la película está bien, sirve de denuncia para una situación que desde hace años asola Ciudad Juárez y que ocultan tanto Estados Unidos como México. El caso es que salí del cine y nadie salía afectado, todos riendo como si nada, y claro, el cabreo fue monumental, porque vamos, me decía yo, la película no es para echar cohetes, pero bueno, para una pequeña reflexión sí que vale. Así que ahora supongo entender cómo funciona el mundo, ya no el cine, sino el mundo. Cuanto menos sepa, más feliz seré, intuyo.

martes, 20 de febrero de 2007

La 2, para la inmensa minoría


En un era donde el digital, el terrestre, el de pago y decenas de cosas más, y consciente de que ésto solamente sirve para apaciguar mis dedos ávidos de escritura, quiero, deseo y necesito proclamar un canto a la televisión pública, sí, sí, a esa misma que pierde miles de millones cada año y a los que tenemos que hacer frente, se supone, todos los españolitos de a pie. Pero cualquier pérdida queda recompensada cuando existen ciertos programas, que aunque no los vean más que una inmesa minoría (y no por ser intelegente, aquí está el más vivo ejemplo: la que escribe), que deleitan oído y vista. Los martes es uno de esos días donde la cena se enfría, la conversación con el de al lado se diluye, el perro impaciente espera en la puerta para su paseo nocturno ... y todo porque los sentidos se quedan atrapados en la pantalla, y no para ver un par de tetas bien puestas, todo a que decirlo(debe ser el inconsciente o la envidia, digo yo), o al guaperas de turno que no sabe articular más de tres palabras seguidas. No, por raro que parezca, los sentidos se enganchan con películas como Whisky pasada ayer en horario prime time. Y como ésto, decenas de ejemplos más en las más variadas materias. Pero como este blog es de cine, pues hablaremos solamente de ésto, de cine.
Pero no todo puede, debe o es perfecto -quién dijo alguna vez que la perfección existe?, pues supongo que Michelangelo al contemplar la Capilla Sixtina, pero uno hace la docena-, y como tal tampoco la 2 de TVE. Una reivindicación, petición ruego y súplica por las películas en versión original. Y no vale la excusa de siempre que en España, y por ende en Euskadi, existen muy buenos dobladores. Vale, conforme, pero hay anuncios, documentales, más anuncios, dibujos animados, más documentales ... para que se explayen ahí con todo su potencial de voz. Pero por Júpiter, que dejen las películas como fueron concebidas. Es que dobladas no son ni la mínima parte de lo que eran, ni siquera se parecen de lejos. En fin, que ésto no servirá para nada -bueno espero que para aprobar la asignatura sí, pero eso ya no depende de estos dedos que declean- pero como leí hace poco, que sirva para unir la voz a un coro mínimo que sigue reclamando las películas tanto en cine como en televisión en versión original.

sábado, 10 de febrero de 2007

Diamante de Sangre


Sería seguramente, teniendo en cuenta la temática de este blog, apropiado hablar de la película en sí misma, del trabajo de su director, de los actores, de la fotografía, del montaje, de la narración y de todo el englomerado que conlleva siempre cualquier trabajo cinematográfico. Pero hoy no viene al caso, y no porque Diamante de sangre no sea un película digna de analizar en este sentido, no, que va, sino porque acabar de verla hace tan solo una hora todavía impide poder sumergirte en el celuloide, porque es la historia lo que prevalece en el pensamiento. Hace un par de días escuché a una chica decir con respecto a El señor de la guerra , que al salir del cine todo el mundo comentaba que no podía ser cierto, y sentí pena, pena por la humanidad, por nuestra ceguera, por nuestra necedad de no querer ver. Porque la pregunta no era esa, no, tendría que haber ido más allá, a la yugular de todos y preguntárse cómo podemos permitir, que éste que se hace llamar el primer mundo, permita que una cosa de estas suceda. Lo mismo que el trabajo de Edward Zwick, una verdad a gritos conocido por todos, hoy todavía solivanta ampollas entre las grandes compañías que quieren ocultar el olor a sangre que sus intereses dejan sobre el suelo africano.
Repasando los comentarios que he leído sobre la película, el que más me ha impresionado es el del propio director, que asegura que cada mañana afrontaba el rodaje con la misma frase escrita en la primera página del guión: "El niño es la joya". Porque hablar de diamantes de sangre, es hablar también de niños de la guerra, niños que no han dejado de jugar para empuñar un arma y matar.
Como el propio director asegura obviamente una sola película no puede cambiar el mundo, pero lo que uno intenta es agregar su voz al coro. Que ésto sirva también para aumentar el coro, y que para la salida del cine no nos preguntemos que ésto no puede ser verdad, sino que nuestra propia pasividad es lo que hace que este loco mundo sea como es. Quizá también como periodistas tenemos nuestra parte de culpa, por preferir hablar de insulsas cosas antes que tener el coraje para hacer de esa voz colectiva un grito contra la injusticia.

viernes, 9 de febrero de 2007

Azul oscuro casi Negro

Sí, lo reconozco, como hace poco lo hacía uno de los grandes -aunque en otra conyuntura y otra naturaleza-, hasta ahora no había visto Azul oscuro casi Negro. Y sí, lo confieso, era un error, grave error, pero qué le vamos a hacer, quizá lo mejor de todo esto, sea esta imperfección permanente que hace a la gente tan encantadora y tan atractiva. Pues en fin, que me fuí al cine y gracias a los Goya tenemos de nuevo entre nosotros esta correcta película que no es que arrasara en premios, pero dejó buen saber de boca en un gala que ..., no, no, de èsta creo que ya hablé hace poco, así que no toca y quien quiera saber algo más, que navege más abajo, por favor.
Pues nada, plantada en mitad de una sala casi llena -es lo que tiene siempre recibir un premio, que estás de moda, o eso dicen por lo menos-, con la gente en silencio, cosa rara, y todos expectantes ante lo que nos íbamos a encontrar. Y debo confesar que no ha habido decepciones. Ves lo que te esperas, porque tampoco te esperas una obra maestra, simplemente una película que te haga pensar sin demasiadas moralejas, y que te llene el cerebro de pensamientos que a veces olvidamos. También se olvidan los protagonistas de soñar, también de entender que la vida no es mejor o peor por lo que haces sino por lo que quieres hacer, y también olvida el director que entre los perdedores siempre hay perdedores, porque ganadores-ganadores no muchos. Así es la vida, un carrusel del que colgarse y agarrarse para no caer.
Y como tampoco queremos caer en moralejas, y en vista de lo mucho que hemos tardado algunos en ir a verla, que cada uno elegia, no?