
Sí, sí, no se engañan, no ando equivocada y sé muy bien de lo que hablo. Y aunque algunos piensen que el chocolate no crea adicción les recomiendo que vean 300, porque no sé si comenzarán a devorar chocolate blanco, negro, con leche, con almendras ..., o simplemente no podrán dejar de soñar son grandes biceps y cuerpos escultóricos bien formados. Así, que terminas pensado que el mundo está un poco mal, porque tú miras y miras por la calle y lo único que ves son pues ... cuerpos mini danonnes. Tampoco digo yo que las chicas se parezcan a las que salen en la tele, no, no, no se vayan a pensar. Pero bueno, por esto del gusto femenino una siempre se fija más en unos buenos brazos.
A parte de este escultural reparto de 300, más o menos, la película está bien, sobre todo en el tratamiento visual, que claro, luego te dicen que los torsos no son de verdad, que eso todo lo hace en photoshop y el cabreo es monumental, porque realmente lo que tú te crees de la película es que esos chicos existen, no sabes dónde, pero existen.
El cine lleno a pesar de las críticas que unos y otros estudiosos no han perdido oportunidad de demostrar. Es lo que tiene el poder de la convocatoria, o del boca a boca, o saber que pasarás dos horas con sofocos y no precisamente provocados por la menopausía.
Así que si aún le quedan dudas, no sé que más contarles para que vayan de una vez por todas a ver 300.
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