lunes, 22 de enero de 2007

Touch of Evil

Hay una cierta magia enganchada al tiempo que siempre me fascinada; esa sensación que consigue congelar imágenes que permanecen perennes durante largos años. Y esa misma sensación es la que también asombra al comprobar, que por mucho que pase el tiempo, hay cosas que siguen siendo másgrandes que ellas mismas. Rebuscando entre cajas de cintas me reencontré con uno de los clásicos más admirados por cinéfilos y por los que no lo somos tanto; Sed de mal . Se han escrito páginas tras páginas sobre esta obra maestra: la intención del director, su planteamiento, su estructura, su desencadenante. Aquí, en este breve espacio que debemos rellenar, no voy, ni siquiera a plantearme, a intentar competir con tan sesudos eruditos del séptimo arte, pero sí podré, más que nada porque esta ventana la pueblo yo de palabras, admirar una y otra vez su plano secuencia, arranque que después de tantos años y visto una y mil veces, aún consigue sorprenderme.
Y no asombra su maestría en puesta en escena y precisión de cámara, travelling, enfoque, trabajo de actores ..., no, asombra más aún al admitir que en aquel entonces los efectos especiales se reservaban, casi exclusivamente, para la imaginación del director, porque en aquel tiempo era el trabajo verdadero de un maestro lo que servía para convertir una idea en una pequeña obra maestra, desafiando a las leyes de la naturaleza, tal vez para sentirse como un Miguelangelo.
Esos pequeños placeres audiovisuales es también lo que te convencen que el cine posee la capacidad de congelar el tiempo, y traer desde el pasado un retazo de aquello que muchos quisieran preservar eternamente.

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