¿Cine malo?

Tengo por costumbre ser un poco original en este blog (más que nada por ser un trabajo para clase que hay que aprobar, y nunca se sabe dónde puede ir rebuscando el profe para saber si has plagiado), pero esta vez aunque plagio, debo hacerlo, por esa llamada extraña del teclado que te empuja a escribir sin tú desearlo mucho. Adoro, admiro e idolatro el blog de Borja Hermoso en El Mundo; Blog, James Blog (el enlace también lo he puesto, porque el mencionado profesor ayer nos dio una clase magristral sobre qué debemos hacer para aprobar, y creo que hasta ahora tengo las de perder, porque links, lo que se dice links los hacía mentalmente a mis propios pensamientos, pero creo que esos no cuentan, por poco interesantes para la gran mayoría, y porque realmente no se ven fisicamente). Lo dicho, que me disperso. Leyendo a mi querido Borja, comprobé no ser la única que utiliza el cine malo no para evadirte de los problemas del mundo y dejar de pensar en las guerras y el hambre, no, ¡qué va!, para todo lo contrario.
Es en ese momento, a la media hora de la película, como mucho, que ya decides definitivamente desconectar porque realmente es un bodrio que no sabemos cómo han financiado, entonces te pones a ello. Empiezas a levitar y levitar, elevándote casi hasta la capa de ozono, qué casi, más allá de la capa, incluso atravesando el agujero. Y debe ser ese traspaso lo que hace que entonces empieces a pensar en cuándo dejaste de creer en Santa Claus; cuándo los sueños dejaron de ser importantes; porqué aquel día no hiciste una donación para los niños del tercer mundo; porqué sigues colgada por el mismo tío que pasa olímpicamente de tí pero tú, nada, erre que erre, colgadito por sus huesos, porque solamente tiene huesos ...., ya me estoy yendo; que tienes que llenar la nevera ..... que, que, que.
Así que, desde aquí una reivindicación al cine malo, pero claro, para pensar, eh? no se vaya a pensar ahora el profe que como tengo que aprobar voy a dejar de ser tan sesuda y me voy a convertir a la gran masa.