lunes, 29 de enero de 2007

Premios Goya


Llevamos años de tradición y para no romperla, más por la mala suerte que por otra cosa, ayer también vimos los Goya enganchados unos cuantos al teléfono (eso tiene el haber ido de ciudad en ciudad, buscando un hueco en este alocado mundo, que poco a poco una parte de tí misma se va desperdigando por el planeta, y encontrarte a ti misma significa engancharte a un teléfono -ya me vuelvo a ir-). Y he de confesar, que yo era una de las pocas, por no decir la única, en defender la candidatura de Penélope por su Goya, cosa que me valió más de una bronca, porque vamos, decían las voces al otro lado del teléfono, si se le ha subido a la cabeza, ahora va de intelectual, coherente y ..... A lo cual yo contestaba, si me da igual, yo la estoy valorando por su trabajo como actriz, a mí como persona me importa tres cominos (la palabra fue más fuerte, pero creo que eso no debe ser correcto trascribirlo aquí), la valora como actriz, y Raimunda no sería lo mismo sin ella. Así que me alegré un montón cuando se lo dieron, casi tanto que salté de alegría gritando su nombre y tuve que sujetarme el pijama en plan escote palabra de honor por no dejar las vergüenzas al aire. Vamos, que todavía estama mañana he tenido que pelearme con no sé cuanta gente -incluida la kioskera- por su galardón, pero bueno, es que no pueden admitir que después de haberse tirado a Tom Cruise todo el mundo la tiene cruzada. En fin, la envidia!!!!!
Por lo demás, pena, penita, pena que mi querido y guapísimo Daniel Burn no se hiciera con el premio al mejor actor, porque a parte que me parece que está para hacerle un favor (en realidad me lo haría él a mí), es un actor de primera -sólo hay que verle en Goodbye Lennin, la película que nos lo regaló-.Y no digo que Juan Diego no se lo mereciera, pero creo que Daniel ha hecho un doble esfuerzo por encarnar a Puig Antich. Pero esto tienen los premios. Salvador -su película- partía con once nominaciones y al final solamente se llevó una, mejor guión adaptado, así que, como se dice, nada está escrito. O tal vez sí, sólo lo saben los académicos.
La gala más divertida que otra veces, por Corbacho y sus estravagancias, y por unos premiados más agiles en los agradecimientos, aunque los Goya siempre suelen ser un poco aburridos. Lo mejor, las bambalinas -doy fe de ello. Una de esas partes mías esparcidas por el mundo fueron una vez a unos y ...., sobra cualquier calificativo-. Hasta el próximo año, seguiremos disfrutando del cine español. Este año estrena Medem, mi querido y adorado Medem.

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